Níscalo del coto de setas Pinares de Urbión
A pesar de las denominaciones de estos montes lo cierto es que tiene mayor presencia el pino silvestre que el haya, al menos en el MUP “144”
Ya sea por el peor acceso a los mismos, su ubicación más alejada del resto del montes o su accidentada orografía, lo cierto es que son menos visitados por los recolectores que otros montes de la zona. Sin embargo ofrecen unas posibilidades micológicas muy buenas.
La presencia de estupendos pinares de silvestre garantiza la recolección de boletus y níscalos.
Además tienen como valor añadido la existencia de magníficos hayedos, grandes productores de especies de setas, tanto en cantidad como en variedad.
La producción micológica en los hayedos suele ser más temprana que en el resto de bosques. Así, si las condiciones acompañan, en los meses de junio y julio podremos disfrutar de copiosas fructificaciones del hongo estival (Boletus aestivalis), rebozuelos (Cantharellus cibarius, C. subpruinosus) y carboneras (Russula cyanoxantha), entre otras especies. Al ubicarse en zonas de umbría, en esos meses en los que la falta de humedad ya se empieza a notar en otras formaciones forestales, en los hayedos persiste, lo que unido a las altas temperaturas genera unas condiciones muy propicias para la aparición de setas termófilas.
En los otoños suaves también aparecerá nuestro querido Boletus edulis en esos hayedos y, con un poco de suerte, podremos ver la trompeta de los muertos (Craterellus cornucopioides), especie difícil de encontrar en la provincia de Soria. Otras especies muy frecuentes en los hayedos son la lengua de vaca (Hydnum repandum) y la pardilla (Lepista nebularis)
Las zonas mixtas de pinar-hayedo son buenos lugares para buscar marzuelos en los meses de marzo y abril, y en los pastizales del monte no faltan buenos setales de perrechico, que muestran sus setas ya bien entrada la primavera.
El frescor que se siente en verano en esos hayedos, y el encanto que muestran en otoño, son dos alicientes más para adentrarnos en ellos.
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