Arranque de la temporada 2019
A pesar de haber tenido un verano bastante seco y caluroso, a mediados de septiembre llegaron las ansiadas lluvias en forma de tormentas, como consecuencia del fenómeno meteorológico denominado “DANA” (Depresión Aislada en Niveles Altos, o también conocida vulgarmente como “gota fría”).
Como bien dice un viejo refrán “Nunca llueve a gusto de todos”. La fuertes tormentas ocurridas el pasado mes de septiembre han dejado cuantiosos daños personales y materiales en buena parte del levante español, pero por otro lado han hecho que se adelante la campaña micológica en otras zonas del territorio español, como es el caso de la zona de pinares Burgos-Soria, el ibérico burgalés y riojano, la franja norte de Castilla y León y el Sistema Central.
El reparto de precipitaciones ha sido bastante desigual, sin embargo, al producirse en una época con temperaturas nocturnas muy suaves aún, y diurnas no excesivamente altas, la respuesta de algunas especies micológicas de marcado carácter termófilo ha sido muy buena.
Entre ellas hemos de destacar a la especie que, sin lugar a dudas, es la más buscada por la gran mayoría de los recolectores: el Boletus edulis (hongo, boleto, miguel,….). Tras tres años consecutivos en los que sus producciones han sido bajas o muy bajas, parece ser que este año ha irrumpido con fuerza en algunas zonas estas primeras semanas de la temporada. Pero ante las ya dos semanas consecutivas que llevamos sin precipitaciones, y con temperaturas más altas de lo normal para esta época del año, la evolución de sus producciones es toda una incógnita.
En las zonas de sierra los hongos se empezaron a dejar ver en cotas altas, pero a medida que han ido transcurriendo los días ya han empezado a aparecer en las zonas bajas, sobretodo en valles húmedos y zonas umbrías.
¿Dónde encontrar Boletus?
La naturaleza tiene sus propias reglas, las cuales en muchas ocasiones nos cuesta mucho descifrar o entender, por mucho que leamos y releamos libros y artículos que traten el tema, por eso la principal baza con la que juega un recolector es la observación del monte y sus señales. De nada o poco nos servirá salir con nuestra cesta, adentrarnos en el monte y “probar suerte” mirando al suelo.
En primer lugar deberíamos preguntarnos qué especie micológica queremos buscar. Una vez que lo tengamos claro deberemos dirigirnos a los montes que contengan árboles a los que se asocie dicha especie.
Os recordamos que la APP CotosDeSetas incluye un filtro que permite saber en qué montes están presentes las especies
Pero eso no es todo. Determinadas masas forestales producen unas u otras especies micológicas en función de su edad. Así, por ejemplo, un pinar joven de pino silvestre producirá gran cantidad de níscalos (Lactarius deliciosus), pero escasos ejemplares de migueles. Pasados unos años, y cuando el pinar ya ha adquirido cierto grado de madurez (árboles más gruesos), la producción de níscalos irá disminuyendo para dar paso a un paulatino incremento de producción de boletus.
Pero, ¿con ir a un pinar maduro de silvestre ya tenemos el éxito garantizado? Por supuesto que no. Os aseguro que hemos estado en pinares adultos de miles de hectáreas en los que la producción de boletus se centraba “sorprendentemente” en unos pocos rodales, de escasa superficie.
El boletus, como especie “heliófila”, es amante de la luz, por lo que será más fácil encontrar buenas producciones en zonas donde la radiación solar sea más intensa o directa. Y esto ocurre en las solanas (laderas de exposición sur o sureste) y zonas relativamente llanas. En este sentido debemos poner de manifiesto que las “zonas de borde” de las masas forestales muchas veces son verdaderos “puntos calientes”, al recibir más luz que el interior de la propia masa. Pero que nadie piense que en el resto de zonas no salen, simplemente es más probable que salgan menos.
Otro factor determinante en su aparición es la disponibilidad hídrica en el suelo, la cual está estrechamente relacionada con la pendiente del terreno. El efecto de la caída de 30 litros/m2 en una ladera con una pendiente del 30% no es el mismo que en otra con una pendiente del 5-10%. En la primera se perderá mucha agua por efecto de la escorrentía y en el segundo caso quedará más retenida en el suelo.
Tampoco hemos de olvidar la “espesura” de la masa. No debe ser ni muy alta (densa) ni muy baja, de tal forma que deje pasar bien la luz pero que al mismo tiempo dé suficiente sombra como para mantener la humedad en el suelo.
Los pinares relativamente “limpios” de sotobosque (matorral que nace bajo las copas de los árboles) también suelen ser más productivos de boletus, ya que en ellos llega más luz al suelo.
Todas estas indicaciones están sacadas de la propia experiencia y observación, y deben considerarse como una pequeña referencia inicial para empezar la búsqueda, ya que luego cada monte tiene sus peculiaridades propias, que en más de una ocasión nos sorprenderán.
Además entran en juego otros factores tan importantes como las condiciones climatológicas de cada campaña, la presión recolectora,… Así, podemos encontrarnos en campañas de escasas precipitaciones a los boletus en aquellas zonas donde se ha conservado mejor la humedad (ej. umbrías, fondos de valle,…).
Por otro lado donde existe una alta presión recolectora es porque la producción de hongos es elevada, pero no debemos olvidar que determinadas zonas menos productivas, al ser menos visitadas por los recolectores, pueden hacernos conseguir mejores resultados.
Desde CotosDeSetas os animamos a que salgáis al monte estos días a buscar los deliciosos boletus, porque el “brote” actual no sabemos lo que durará si finalmente no llegan nuevas lluvias y persisten estas temperaturas relativamente altas.
No podemos aconsejar un lugar mejor que otro, lo que sí podemos es hablar de los datos que revelan nuestros cotos asociados, como es el caso de del coto de Pinares Urbión con productividades bastante atractivas en cuanto a Boletos edulis se refiere. Si quieres conocer bien las diferentes zonas del coto, puedes consultar este artículo